Argentina

Entre mujeres evangélicas -y no evangélicas- ha surgido un “boom” de un estilo acorde a la ética de las iglesias evangélicas, que busca claramente la elegancia, y a la vez huye de la ostentación y la provocación.

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Atrás quedaron las antiguas faldas largas hasta los tobillos y las blusas sin gracia: ahora las mujeres evangélicas de Brasil pueden comprar ropa a la moda gracias a un nuevo mercado que crece de forma paralela –pero no exclusiva- con el explosivo aumento de esta fe cristiana en el país que hasta ahora es el más católico del mundo.

«Ni escotes muy pronunciados, ni minifaldas», advirtió Joyce Flores, la joven estilista de Joyaly , una de las marcas pioneras de la llamada «moda evangélica», creada por su madre hace una década.

Algo que el apóstol Pablo ya adelantó en sus cartas, sin saber que tendría este impacto más allá del tiempo y del océano Atlántico; y que podría resumirse en los principios de “no ostentación, y no provocación”.


Cómo aplicarlos queda a criterio (y responsabilidad) de cada lugar y generación. Por eso»Antes había esa idea de las faldas larguísimas, oscuras y feas. Ahora tienen cosas bonitas para comprar, de colores, pero que cumplen los preceptos de nuestra religión, porque si usted va a la iglesia a adorar a Dios, no puede ir con un súper escote», explica Joyce.

En su tienda hay vestidos, blusas, y muchas faldas, porque algunas denominaciones (no todas, ni mucho menos) prefieren que las mujeres no vayan con pantalones a los cultos.

BOOM MERCANTIL
En el corazón de Sao Paulo, el popular barrio de Bras hierve. Epicentro de la industria textil brasileña, miles de personas recorren sus calles llenas de tiendas de confecciones con los precios más convenientes de la ciudad.

Dentro de la tienda de Joyaly, las dependientas muestran las prendas a mujeres de todas las edades mientras los comerciantes compran al por mayor para abastecer las tiendas que ha creado este ‘boom’.

Un caso es el de Elena Soares . «La gente quiere vestirse bien», asegura Soares, que junto a su hija y su hermano viajaron 2.000 km desde el interior del país para comprar ropa para ellas y su pequeña tienda ‘La Belle de Jour’.

«Antes vendía la ropa en bolsas yendo de casa en casa. Hace poquito tiempo instalamos nuestra tienda», dice orgullosa.

Lucia de Souza se pasea frente al espejo con un vestido verde, con corte a la cintura, borde sobre la rodilla y una media manga en los brazos. Es una prenda sencilla, aunque en la tienda hay también trajes hasta para fiestas, siempre cumpliendo las normas éticas de su iglesia.

«Hace más de diez años que compro ropa acá. Son cosas bonitas, con mucha variedad y colores, pero evangélicas», comenta mientras continúa mirándose en el espejo.

Fuentes: Agencias
Editado por: Protestante Digital

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