Casi todos han oído de la estrella de Belén…la señal que Dios puso en los cielos para anunciar el nacimiento de Jesús. Pero muchos no recuerdan o ignoran las señales que, según relata también la Biblia, se vieron en la tierra y el cielo el día de su crucifixión y muerte.
Rick Larson, productor de “La estrella de Belén” asegura rotundamente que si. Además cree que es positivo investigar estas posibles señales- “Jesús mismo anunció, ´Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas’. Por lo tanto es lógico buscar esas señales”.
Larson dice que Dios le guió a investigar la similitud y coincidencias entre la astronomía, la historia y la Biblia, en relación a los relatos bíblicos acerca de la vida de Jesús. Con sus investigaciones, llegó a producir un DVD acerca de la estrella de Belén que muestra cómo los sabios de Oriente (Reyes Magos) habrían visto el movimiento de Júpiter, que junto a las características de las estrellas y demás planetas indicaban el nacimiento de Jesús en el año 2 D.C.
Larson ahora también afirma que ha demostrado cómo algunos de los hechos de la semana de pasión de Jesús se pudieron ver en señales en el cielo.
Se basa en primer lugar en las coincidencias bínlicas. Ya cientos de años antes de nacer Jesús el profeta Joel predijo acerca del viernes santo, día de la crucifixión y muerte de Cristo… “daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre y fuego y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre…”.
“Mientras El estaba en la cruz… se desató un auténtico infierno… hubo terremotos, grandes terremotos que rompieron las peñas, y así lo relata el Nuevo Testamento… el cielo se oscureció a mediodía… Joel en su visión de este evento habla de grandes nubes de humo que ocultan el sol”, señala Larson. Además, el apóstol Pedro ratifica en el libro de hechos lo ocurrido. Cincuenta días después de la cruz, en la fiesta de Pentecostés, Pedro cita de nuevo al profeta Joel y recuerda a los judíos de esas señales asociadas con la muerte de Jesús, diciendo: “como ustedes mismos saben…”
¿Podemos conocer de alguna forma si estos fenómenos narrados en la Biblia fueron eventos reales?
Por una parte los historiadores antiguos documentaron la oscuridad y los terremotos, explica Larson. Y “luna de sangre” es el término antiguo para un eclipse lunar. El color rojo viene de la luz indirecta que se vuelve roja al pasar por la atmósfera de la Tierra, y la luz solar se oscurece ante el eclipse.
Se puede demostrar, dice Larson, que en efecto al morir Jesús en la cruz la Luna fue eclipsada. Esto se reproduce con modernos programas de astronomía. «Si uno hubiese estado en la Luna en el momento exacto de la muerte de Cristo, hubiese visto a la Tierra eclipsando al sol». Lo que, visto desde la Tierra, supone que esa tarde del viernes santo desde Jerusalén, al mirar al cielo, se veía la luna de sangre como fruto del eclipse.
Fuente: CBN News. Traducción: MundoCristiano. Redacción: ACPress.net
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