(ALC) La carta del secretario general de la ARM, Setri Nyomi, dirigida al Cardenal Walter Kasper, presidente de la Pontificia Comisión para la Unidad Cristiana, manifiesta la perplejidad que causó en el mundo no católico, esta declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
«Nos sentimos desconcertados por una declaración de este tipo en este momento de la historia de la iglesia. En un tiempo de fragmentación social en todo el mundo, la una iglesia de Jesucristo en la que todos participamos debería afirmar su testimonio común y afirmar nuestra unicidad en Cristo», dice.
La misiva, que transcribimos casi en su totalidad, continua: «Encontramos especialmente problemática la afirmación que, “Estas Comunidades eclesiales que, específicamente por su falta de un sacerdocio sacramental, no ha preservado la genuina e íntegra substancia del Misterio Eucarístico no pueden, de acuerdo a la doctrina Católica, ser llamadas ‘Iglesias’ en su sentido más pleno.
Desde el Concilio Vaticano II, nuestros diálogos han procurado comprender y sobreponerse a las diferencias que hemos tenido durante siglos, y construir acuerdos comunes en aquellos temas que son comunes a nuestra fe cristiana compartida. El resultado especialmente de los diálogos Reformado-Católico “Hacia una Comprensión Común de la Iglesia” y “La Iglesia como Comunión del Testimonio Común del Reino de Dios” han dado esperanzas para el viaje de sobreponernos a la diferencias y a afirmar la unicidad de la Iglesia de Jesucristo.
Una reivindicación exclusivista que identifica a la Iglesia Católico Romana como la una iglesia de Jesucristo, tal y como podemos leer en la declaración del día de la fecha, va en contra del espíritu de nuestro llamado cristiano hacia la unión en Cristo. Nos hace cuestionar la seriedad con que la Iglesia Católico Romana toma los diálogos con la familia Reformada y otras familias de la iglesia. Nos hace cuestionar si realmente estamos orando juntos por la unidad Cristiana.
Por el momento, damos gracias a Dios que nuestro llamado a ser parte de la iglesia de Jesucristo no depende de la interpretación del Vaticano. Es un don de Dios. Al recibir este don, valoramos a la Iglesia Católico Romana como parte de esta familia (tal y como fue expresado en el informe final “Hacia una Comprensión Común de la Iglesia”, publicado en 1991). Oramos por el día en que la Iglesia Católico Romana vaya más allá de sus reclamos exclusivistas a fin que podamos avanzar en la causa de la unidad Cristiana por la cual oró nuestro Señor Jesucristo – para que el mundo crea (Juan 17:21).»
La relación que mantiene la ARM con el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad Cristiana es puesta en relieve, destacando la espera de una explicación al documento.
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