Los resultados de un estudio realizado en la Universidad de Edimburgo, en Escocia, revelan que la religiosidad puede hacer que la gente se sienta más feliz, pero sólo en aquellos casos en los que el grado de religiosidad individual se ajusta al grado de religiosidad de la sociedad.
Según el autor de la investigación, la gente es más feliz cuando se encuentra en un grupo social afín a sus propias creencias religiosas. Dado que la población religiosa es significativa en la mayoría de los países, ésta podría ser la razón principal de la tendencia de las personas religiosas a ser más felices que las no religiosas, una tendencia que había sido constatada en estudios previos.
Tras hacer el estudio, el sociólogo Jan Eichhorn ha llegado a la conclusión de que la relación entre religiosidad y felicidad individual, señalada por estudios anteriores, depende del grado de religiosidad de cada sociedad.
Eichhonr analizó también la interacción entre las creencias personales y la media de religiosidad en cada uno de los 43 países estudiados, la mayoría de ellos de Europa, aunque también fueron incluidos en ella Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Los resultados de este análisis arrojaron resultados curiosos.
RELIGIOSIDAD COMPARTIDA
El estudio constató que en aquellos países donde las creencias religiosas profundas eran compartidas sólo por grupos minoritarios de personas, o en los que una pequeña proporción de la población asistía a servicios religiosos, tener creencias religiosas fuertes no estaba relacionado con la felicidad individual.
Eichhorn señala que las personas que le dan una gran importancia a Dios son más felices cuando viven en un país en el que comparten ese nivel de religiosidad con muchos otros. Es decir que cuando en un país mucha gente asiste a servicios religioso regularmente, la felicidad de las personas religiosas es más alta.
A partir de estos resultados, Eichhorn concluye que la felicidad que aporta la religiosidad se derivaría, principalmente, de la coincidencia individual con el “estándar” religioso de cada país, en particular con el patrón visible de religiosidad de cada nación.
En otras palabras, según el sociólogo, la gente es más feliz cuando se encuentra en un grupo social afín a sus propias creencias religiosas. Dado que la población religiosa es significativa en la mayoría de los países, ésta podría ser la razón principal de la tendencia de las personas religiosas a ser más felices, señala el investigador.
De la paz y estabilidad que derivan de tener una relación personal con Dios no se habla en este informe publicado por Epiphenom.
Fuente: ProtestanteDigital.com
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