Carolina Vincelli , presidenta de la Fundación Raúl González Salas (RGS) entregó el pasado 5 de octubre, en un acto celebrado en la Torre de los Lujanes de Madrid, el I Premio Phánteon al filósofo, teólogo y escritor catalán Francesc Torralba por su obra ‘Inteligencia espiritual’ (Plataforma Editorial). «Un premio al mejor libro sobre espiritualidad del año 2010», un tema «poco habitual», como reconoció la Presidenta de RGS.
El Premio no es un intento de ecumenismo o integración religiosa, sino que busca normalizar la presencia de la espiritualidad o trascendencia en la vida pública , respetando la identidad de creencias o confesionalidad de cada persona.
El jurado ha estado integrado por personalidades de diferentes adscripciones religiosas o aconfesionales, expertas en espiritualidad, y ha elegido «Inteligencia espiritual», por su amplitud de enfoque, sus propuestas concretas para el cultivo de esa inteligencia, dirigidas a cualquier oyente , sea éste adscrito a una confesión religiosa o no.
Acompañada en la mesa presidencial por Francesc Torralba y por dos miembros del jurado del premio, Pedro Tarquis , director de Protestante Digital, y José Antonio Vázquez Mosquera , monje cisterciense de Santa María de Huerta, la presidenta de la Fundación RGS explicó que lo que pretende su Fundación con esta iniciativa es «romper una lanza en favor del cultivo de la dimensión espiritual de la persona». Una dimensión, «olvidada cuando no maltratada en la actualidad».
De ahí que Carolina Vincelli abogase por establecer una relación «más madura» con la espiritualidad, para «entrelazar nuestra vidas con la Vida». “Nuestro objetivo es aportar un grano de arena al bienestar de la sociedad” desde esta perspectiva.
Por su parte, el monje cisterciense José Antonio Vázquez, como miembro del jurado, destacó que se trata de un «premio necesario y singular», concedido a un libro «serio, profundo y ameno», a través del cual se escuchan las voces de los místicos y de los sabios. Un premio que «plantea la urgencia de descubrir la espiritualidad como una experiencia transformadora». Tanto a nivel personal como social.
Según el monje cisterciense, «la modernidad ha producido logros, pero también carencias». Y entre estas últimas citó el hambre, la pobreza, la crisis ecológica, las guerras, la violencia, el nihilismo, la superficialidad o la tecnocracia. Ante esta situación apostó por sumarse «al anhelo generalizado» de buscar «un mundo más humano». Y reconoció que, «aunque la espiritualidad no tiene solución a todos los problemas, ayuda a que las soluciones sean más profundas e integrales». A su juicio, «sin el cultivo de la espiritualidad, el mundo no podrá llegar a ser un verdadero hogar para la humanidad».
El colofón artístico a la entrega del premio Pántheon lo pusieron Pedro Tarquis con la lectura de dos poemas de su autoría y con una cosmovisión cristiana protestante, y los hermanos Martos, que deleitaron a los presentes con una preciosa interpretación al violín y a la viola de extractos de las ‘Variaciones Goldberg’ de Bach.
DISCURSO DE TORRALBA
El premiado, Francesc Torralba, tras agradecer el galardón, disertó, sin papeles delante y con una extraordinaria capacidad pedagógica, sobre las motivaciones que le llevaron a escribir el libro y a interesarse por el tema de la inteligencia espiritual. Un concepto de procedencia anglosajona sobre el que, en otras partes del mundo, se viene reflexionando desde hace tiempo.
A su juicio, la inteligencia espiritual forma parte potencial de todo ser humano , como la emocional o la científica o artística, y como ellas debe ser desarrollada y cultivada.
En su exposición expresó que con la inteligencia espiritual se pueden conseguir básicamente dos objetivos. En primer lugar, «la capacidad de profundidad o de trascender lo superficial» . El que cultiva la inteligencia espiritual «no se contenta con el tópico ni se queda en la epidermis de las cosas, sino que trata de ahondar hasta el infinito».
El otro beneficio que, según Torralba, se obtiene del cultivo de la inteligencia espiritual es «la conciencia de ser parte de un Todo y la capacidad de ver antes lo que une que lo que separa». Porque, como dice el Tao Te King, «el necio sólo percibe la diferencia, mientras el sabio capta lo que une».
Y es que, cuando la inteligencia espiritual queda atrofiada, se suelen provocar, según el autor, dos consecuencias dramáticas: el fanatismo y el maniqueísmo . «El fanático sólo ve lo que le separa del otro y convierte al que no piensa como él en enemigo a abatir o a convertir». En segundo lugar, la atrofia de la inteligencia espiritual conduce al maniqueísmo de buenos y malos. Torralba invitó a superar el fanatismo y el maniqueísmo y «ver siempre las semillas de verdad que hay en el otro».
Fuentes: Religión Digital, Protestante Digital
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