Argentina

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El presidente estadounidense, George W. Bush, hizo un nuevo alegato en favor de la libertad de culto en China asistiendo a un oficio religioso en Pekín y diciendo a su homólogo chino Hu Jintao que no tiene nada que temer de la religión.

«Laura (su esposa) y yo acabamos de tener la gran alegría y el gran privilegio de practicar nuestra fe aquí, en Pekín, en China», dijo Bush tras haber orado con decenas de fieles y escuchado un coro chino en el templo protestante de Kuanjie. «Esto muestra simplemente que Dios es universal, que Dios es amor, y que ningún Estado, ningún hombre ni ninguna mujer deberían tener miedo del amor de la religión», añadió.

Horas después, Bush abogó por la libertad de culto y los derechos humanos durante un encuentro con Hu, afirmó un responsable de su gobierno, Dennis Wilder.

Esta entrevista constituye el punto culminante de su visita de cuatro días a China, que ha tenido un doble programa político y deportivo, pues Bush ha querido estar presente en los Juegos Olímpicos apoyando también a la delegación Estadounidense (es el primer Presidente de EEUU que asiste a la inauguración de unos Juegos Olímpicos que no se realizan en territorio norteamericano).

ENTRE DOS FRENTES
Desde hace meses, Bush se encuentra entre dos fuegos: el de los defensores de los derechos humanos que le piden que aproveche la exposición mediática de los Juegos para dirigir un mensaje contundente a las autoridades chinas, y los dirigentes chinos que se niegan a politizar esta competición deportiva (entendidendo por politizar que se les realice cualquier tipo de crítica pública, algo a lo que no están acostumbrados).

Bush optó por una posición intermedia, de diplomacia discreta. que según él dará fruto.

Sin embargo, desde su llegada el pasado jueves, no dejó de hablar a diario sobre la situación de las libertades -especialmente la religiosa- en el gigante asiático, pese a la sensibilidad del gobierno chino ante este tema, que considera una injerencia en sus asuntos internos.

A pesar de todo esto, la organización defensora de los derechos humanos, Amnistía Internacional (AI), acusó al presidente estadounidense de avalar la política del gobierno chino al elegir el templo protestante de Kuanjie, que está controlado por el Estado, y no una iglesia evangélica no oficial, independiente del poder del Gobierno.

Fuente: AFP. Redacción: ACPress.net

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