Argentina

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Se llamaba Madeline, tenía 11 años y padecía de diabetes. Pero sus padres nunca lo supieron, ya que buscaron la sanación de los síntomas de su hija por medio de la oración, sin optar en ningún momento por buscar asistencia médica. La niña murió y el matrimonio formado por Dale y Leilani Neumann ha sido condenado por homicidio temerario en segundo grado.

El suceso ha ocurrido en Weston, una zona rural en el estado de Wisconsin. Dale y Leilani Neumann -él de 47 años, ella de 41- son fervientes cristianos y él incluso estudió para ser pastor pentecostal. Cuando su hija Madeline, conocida como Kara, empezó a presentar síntomas obvios de enfermedad, no la llevaron al médico sino que se entregaron a la oración. La más pequeña de sus cuatro hijos estaba demasiado débil para caminar, hablar, comer o beber, pero aun así no visitaron un hospital, convencidos en su fanatismo de que hacerlo habría sido «desobedecer a Dios».

En marzo del año pasado, Kara yacía en el suelo de la casa, con toda la familia rodeándole y orando. Solo cuando dejó de respirar alguien llamó a la policía. La niña había muerto a causa de una diabetes. Nunca le fue diagnosticada. Podría haber sido tratada.

JUZGADOS POR SEPARADO
Los padres fueron juzgados por separado este año y declarados culpables. Y el martes el juez Vincent Howard dictó la sentencia, que quedó muy lejos del máximo de 25 años al que podrían haber sido sentenciados. Cada uno pasará un mes de los próximos seis años en la cárcel (uno ingresará cada marzo y el otro cada septiembre) y ambos estarán otros diez años en libertad condicional. Asimismo, deberán permitir que una enfermera visite y examine al menos una vez cada tres meses a sus otros tres hijos, dos de los cuales aún son menores, que deberán ser hospitalizados si se detectan problemas de salud.

Al dictar su sentencia, el magistrado habló de los Neumann como «muy buena gente que tomó una mala decisión, una decisión temeraria». Indirectamente lamentó que según algunos hicieron con sus actos a Kara «mártir» de su fe. Y les lanzó un mensaje: «Dios probablemente trabaja a través de otra gente, algunos de ellos médicos». El matrimonio, cuyos abogados ya han anunciado que apelarán la decisión, que aunque parezca increible nunca se han mostrado arrepentidos.

LOS PADRES NO SE ARREPIENTEN
«No lamento haber confiado plenamente en el Señor la salud de mi hija», dijo en la sala el martes la madre. Su marido, mientras, leyó de la Biblia y le dijo al magistrado: «soy culpable de confiar en la sabiduría de mi Señor completamente, culpable de pedir intervención celestial, culpable de seguir a Jesucristo cuando todo el mundo no entiende, culpable de obedecer a mi Dios».

«Mis clientes ven el tratamiento espiritual como la medicina apropiada y sospecho que quienes quieren un castigo más duro ven la medicina occidental como la apropiada», le ha declarado a la BBC su abogado defensor, Jay Kronenwetter. «Mis clientes simplemente tienen una creencia que está muy lejos de nuestra norma social».

El caso ha avivado el debate sobre fe y ciencia, especialmente en Wisconsin, donde la legislación hace excepciones que dan más margen a los creyentes que en otros estados. Muchos observadores piden que se acabe con esa excepción, una lucha que se libra actualmente en la legislatura estatal.

 

Fuente: ADN. Redacción: ACPress.net

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