Una nueva investigación que tiene que ver con la influencia de la religión y la espiritualidad en el desarrollo de la depresión en hijos de padres que habían padecido la enfermedad anteriormente, ha arrojado interesantes resultados.
Se trata de un trabajo publicado en el pasado mes de enero en la prestigiosa revista de psicología y psiquiatría American Journal of Psychiatry. Lisa Miller, Priya Wickramaratne y otros, sus autores, ya habían estudiado y demostrado hacía unos años la asociación inversa que existe entre la espiritualidad y la depresión mayor entre adultos . Encontraron que las personas con una espiritualidad despierta tenían menos riesgo de padecer una depresión. La espiritualidad estudiada fue sólo en personas de creencias cristianas (evangélicos o católicos).
Ahora, los mismos autores han investigado, en un trabajo longitudinal a lo largo de 10 años, a los hijos de estos sujetos en comparación con otros chicos cuyos padres no habían sufrido una depresión. El resultado ha sido que los hijos que informaron a los 10 años que la religión o la espiritualidad eran muy importantes para ellos tenían alrededor de una cuarta parte de riesgo de sufrir depresión mayor entre los 10 y 20 años (período estudiado) en comparación con otros participantes de su misma edad no creyentes.
Pero lo más curioso es que fueron los hijos de los padres que habían sufrido una depresión y que consideraban muy importante la espiritualidad los que estaban más protegidos contra la devastación que produce la depresión . Este grupo tenía solo una décima parte de posibilidades de sufrir esta grave enfermedad.
EVALUACIÓN Y CONCLUSIONES
Los participantes fueron 114 hijos adultos de padres deprimidos y no deprimidos, seguidos longitudinalmente. El análisis abarca el período comprendido entre los 10 años a los 20 años de evaluaciones de seguimiento. El diagnóstico se evaluó con el Programa para Trastornos Afectivos y la Esquizofrenia Versión-De Vida.
Las medidas de religiosidad incluyeron la importancia personal de la religión o la espiritualidad, la frecuencia de asistencia a los servicios religiosos, y la denominación (todos los participantes eran cristianos, protestantes o católicos) . En un análisis de regresión logística, la depresión mayor a los 20 años se utilizó como medida de resultado y las tres variables de religiosidad a los 10 años como predictores.
La conclusión del estudio es que una alta calificación del auto-informe de la importancia de la religión o la espiritualidad puede tener un efecto protector contra la recurrencia de la depresión, particularmente en los adultos con antecedentes de depresión de los padres.
Fuente: Protestante Digital.
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