Miami, FL (Cristianos.Com).- ¿Es Halloween una fiesta inofensiva para niños o un rito satánico disfrazado con dulces? Los estadounidenses han hecho parte de su cultura muchos elementos y tradiciones que pertenecen a otras culturas, entre ellos encontramos el “queso suizo”, las “french-fries”, y el día de San Patricio. Halloween no es la excepción a la regla, pero quizás esta celebración sea mucho más peligrosa que saborear unas papas fritas.
‘El saber es poder’, dice el dicho popular. Millones de personas participan cada año de esta fiesta popular sin saber cuales son sus verdaderos orígenes y motivaciones. Pero más alarmante aún es ver a personas que, luego de saber sus orígenes, deciden seguir participando como si nada hubiese pasado.
Son muchos los cristianos que arreglan sus hogares y disfrazan a sus hijos para celebrar el día de Halloween, sin tener en cuenta los orígenes de esta oscura conmemoración. Doreen Irving, quien fue la bruja más grande de Europa Occidental y concubina de un alto servidor de Satán, declaró luego de convertirse al cristianismo: «si los padres tuvieran alguna idea de lo que realmente es Halloween, ni siquiera mencionarían esa palabra frente a sus hijos».
Así que este año, antes de salir a las tiendas a buscar el disfraz de moda para usted o su hijo, lo invito a conocer el origen de la fiesta más importante de los satánicos: Halloween.
Todo comenzó trescientos años antes de Cristo en las islas británicas, donde habitaban los celtas. Esta comunidad estaba controlada por una sociedad de sacerdotes paganos llamada los druidas, quienes a su vez servían e idolatraban a Samahin, dios de la muerte.
El 31 de octubre los druidas celebraban el inicio del nuevo año celta con “el festival de la muerte”. Ellos creían que en esa noche la puerta que separa el mundo de los vivos y de los muertos desaparecía, por tal motivo invocaban e invitaban a los malos espíritus a reunirse, para predecir el futuro y lo más importante, visitar sus antiguos hogares en la tierra.
Los sacerdotes druidas iban de casa en casa exigiendo comida, hombres, vírgenes y hasta niños, para ofrendar sacrifico a su dios Samahin. Si el dueño de la casa accedía a sus peticiones ellos se iban tranquilos, pero si se negaban, ellos arrojaban una maldición sobre esa casa y algún miembro de la familia moriría en ese año. De aquí proviene el famoso corito “trick-or-treat”, nos das algo o te hacemos un daño, hoy en día disfrazado como dulce o travesura.
Para ejecutar su maldición y alumbrar su camino, los druidas llevaban con ellos un nabo grande con una antorcha encendida adentro, en el también grababan una cara para representar el espíritu diabólico por medio del cual recibían su poder. Pero cuando esta tradición llego a los Estados Unidos los nabos no eran tan abundantes y fueron remplazados por las calabazas, que ahora los niños usan para guardar sus dulces y para adornar sus casas con luces dispuestas en su interior.
De fiesta pagana a tradición cristiana
El festival de los celtas tomo aun más auge cuando el Papa Gregorio IV estableció el 1 de noviembre como el “Día de todos los santos”. Estas dos fiestas se fundieron rápidamente en una, comenzando la noche del 31 y continuando el día primero. Los ingleses llamaron a esta vigilia “All Halloweven” y con el paso del tiempo se convirtió en Halloween. De este modo, un turbio ritual se convirtió en una tradición cristiana.
Estas prácticas llegaron a Norteamérica en 1980, debido a una terrible escasez de papa que obligo a miles de irlandeses a emigrar a este país, y alrededor del 1900 ya el Halloween se celebraba pomposamente en los Estados Unidos. Actualmente se considera un día sumamente importante para el comercio, aproximándose en ventas a los productos que se comercializan en Navidad, Día de la Madres o Día del Padre.
¿Quien celebra detrás del disfraz?
Mas allá de los comerciantes, quienes realmente se benefician en esta fiesta son los brujos, espiritistas y adoradores del diablo, pues como afirma Antón Lavey, autor de la “Biblia Satánica”, Halloween es el día más importante de los satánicos.
En los Estados Unidos y otros países del mundo es el día en que más niños desaparecen, y aunque no se puede probar su relación directa en una corte, es un dato que debe alertar a cualquier padre.
Cristina Kneer de Vidal, practicante del satanismo y el esoterismo por muchos años, confesó luego de convertirse al cristianismo que la fiesta de Halloween es la más importante para los cultos demoníacos, pues además de iniciarse el nuevo año satánico, «es como si se celebrara el cumpleaños del diablo».
Al Dr. James Dobson, presidente y predicador del programa radial Enfoque a la Familia le preguntaron si era incorrecto que las familias cristianas celebraran Halloween, a lo cual el consejero familiar y autor de varios libros, respondió: «Mientras que puede ser discutido que la Navidad sea una celebración cristiana con orígenes cristianos que ha sufrido los efectos de crecer en el medio secular; los orígenes del Halloween se remontan a fuentes indiscutiblemente paganas. Es razonable, entonces, que muchos creyentes encuentren algunos aspectos que los disturban de esta celebración. Yo estoy de acuerdo con ellos en ese respeto. Esta tradición se enfoca en el ocultismo, las brujas, el diablo, la muerte y el mal; enviando un mensaje a nuestros niños que alarman a los buenos padres. Y evidentemente no hay lugar en la comunidad cristiana para este “lado más oscuro” de Halloween.
»Sin embargo, incluso aquí, hay lugar para cierta diversión inofensiva. A los niños les encanta disfrazarse y fingir ser otra persona. Si la experiencia de Halloween se centra en la fantasía en vez de lo oculto, no veo ningún daño en él. Hagan los trajes para sus niños que representen caricaturas, tales como el ratón Mickey o una abuela mayor, y después déjenlos ir de casa en casa pidiendo dulces. Este aspecto del Halloween puede ser en cierto modo divertido para los chicos».
Dobson recalcó nuevamente: «Déjeme agregar, otra vez, que le he dado mi opinión personal. Comprendo que el asunto es polémico entre creyentes cristianos, y yo entiendo las razones de sus dudas». Finalmente el autor concluyó diciendo: «Mi consejo final a los padres en el tema sería: “Permanezcan fieles a sus propias convicciones».
Por Fayra Castro
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