Argentina

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Horas antes de comenzar una Pascua en la que tienen terminantemente prohibido consumir cualquier producto con levadura, millones de judíos cumplieron la vieja tradición de arrojar al fuego pequeños trozos de pan y purificar en agua de lluvia todos sus utensilios de cocina. Decenas de miles de judíos celebraron además la «Birkat Hajama», la bendición del sol, que tiene lugar cada 28 años y conmemora el regreso del sol al lugar exacto donde supuestamente apareció cuando fue creado el universo. También los cristianos celebran la Pascua, aunque la coincidencia es sólo en los propios símbolos.

Desde primera hora de la mañana del pasado miércoles 8 de abril pequeñas hogueras poblaban muchos barrios de Jerusalén y de otras ciudades de Israel, en las que la población más tradicionalista quemaba los últimos restos de un producto, el pan, que no podrá comer, ni ver, durante siete días.

«Y guardaréis la fiesta de los panes ázimos… Por siete días no se hallará levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado (con levadura), sea extranjero o natural del país, será borrado de la congregación de Israel», ordena el segundo libro de la Torá, el éxodo, que da a la fiesta el nombre de «Pesaj».

Un mandato religioso que durante siglos ha vuelto locas a las amas de casa judías, obligadas a limpiar hasta la miga más pequeña de pan, bizcocho o cualquier otro alimento que contenga levadura. En esencia, la tradición judía entiende como «leudante» la mezcla de agua, durante más de dieciocho minutos, con alguno de los cinco cereales básicos: trigo, centeno, cebada, avena, y escanda.

La faena anual contra el pan se completa el día anterior a la fiesta, con el ritual de «Kal Jamirá» («Todo leudante»), una oración en arameo -lengua franca hace dos mil años- por la que los judíos piden a Dios ser eximidos de responsabilidad si accidentalmente vieran o encontraran algún alimento proscrito en estos siete días.

Es por ello conocida la fiesta de Pascua también como la «fiesta de los panes ázimos», que son una especie de cortezas saladas cuadradas metidas al horno casi inmediatamente después de mezclar el agua con la harina. Estas galletas sustituirán al pan durante la fiesta en un setenta por ciento de hogares en Israel, según estudios.

A tal punto llega la obsesión con el pan que son muchas las familias que sustituyen sus manteles, vajillas, cuberterías y baterías de cocina por juegos especiales reservados únicamente para la Pascua.

Los que no pueden permitírselo por motivos económicos o de espacio hierven todo o introducen los platos y cazuelas en el agua de lluvia de un baño ritual, el «mikve».

RECORDANDO EL CORDERO DEL éXODO DE EGIPTO
En el Pesaj se celebra el éxodo de los israelitas del Egipto faraónico de hace más de treinta siglos, el episodio que da origen también a la citada prohibición, pues escaparon de la esclavitud a toda prisa, tras una cena en la que comieron pan ácimo y cordero, marcando con la sangre del cordero los dinteles de sus puertas. Puertas con sangre que protegieron a los hogares así marcados de que el ángel del Señor pasase matando al primogénito de la casa.

Los cristianos interpretan esta fiesta como un símbolo profetizado sobre la muerte de Jesús –el cordero de Dios- en la fiesta de la Pascua, y que por su sangre -aplicada a quien acepta su culpa- el ser humano puede ser perdonado de sus pecados.

De hecho, enfatiza el cristianismo, la Pasión y muerte de Jesucristo fue también profetizada por Isaías 750 años antes de ocurrir. En efecto, en el capítulo 53 del libro del profeta Isaías se puede leer un texto (que transcribimos debajo), que coincide sorprendentemente con lo ocurrido en la muerte de Jesús, con detalles que es muy difícil interpretar como puras coincidencias.

Las palabras proféticas de Isaías 53 son: ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo del Señor? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Dios cargó en él el pecado de todos nosotros.
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.
Con todo eso, Dios quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento.
Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Dios será en su mano prosperada.
Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. (Isaías 53)

EL SOL DE LA CREACIóN DEL UNIVERSO
Decenas de miles de judíos celebraron además el mismo día 8 de abril la «Birkat Hajama», la bendición del sol, que tiene lugar cada 28 años y conmemora el regreso del sol al lugar exacto donde supuestamente apareció cuando fue creado el universo.

En Jerusalén, alrededor de 50.000 fieles acudieron al Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado para el judaísmo, donde se entonó a las seis de la mañana la oración especial que marca esta ocasión, que no se recitaba desde 1981, última vez en que se completó el ciclo solar denominado «majzor gadol» (ciclo largo).

En diferentes partes del país miles de personas acudieron antes del amanecer a azoteas de edificios, colinas y otras zonas elevadas para entonar la oración, tal como establece la tradición judía. En Tel Aviv se celebraron plegarias multitudinarias en puntos centrales de la ciudad, como el parque Hayarkon, la plaza de Rabín y las torres Azrieli, informaron medios israelíes.

Fuente: EFE. Redacción: ACPress.net

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