JERUSALEN, 04/03/2007 (Agencias/ACPress.net)
Sola y a pleno sol, como la mayoría de los 30.000 yacimientos mortuorios documentados en Israel, ignorada en la trasera de un edificio de viviendas del barrio de Talpiot Este, la presunta puerta de entrada de la que ha sido bautizada por el cineasta James Cámeron como «la historia arqueológica más importante del siglo», permanece sellada bajo una ramplona capa de cemento de un palmo de grosor, sin vigilancia alguna.
A los habitantes del lugar, la posibilidad remota de haber tenido enterrados delante de sus narices los restos de Jesucristo y su familia, como sostiene el realizador en el documental, les sugiere también la posibilidad de hacer negocio. Los más reputados expertos sospechan que se trata de «una fábula inventada».
El arqueólogo Amos Kloner, uno de los primeros que estudió la cueva descubierta en 1980, se ha referido al tema de la película como una hermosa teoría, pero sin ningún sentido real. Sostiene Kloner que la primera evidencia que encontramos –la de los nombres identificados en las urnas- eran muy corrientes en la época de Jesús. El arqueólogo tiene documentados hasta cuatro diferentes osarios con la inscripción «Jesús, hijo de José».
También comenta la imposibilidad de que una familia de Galilea, como la de Jesucristo, fuera enterrada en un lugar como Jerusalén, donde no tenía lazos familiares.
La impresión de que se trata de un montaje se completa con el hecho del «préstamo rutinario» realizado por la Autoridad de Antigüedades de Israel de las urnas que Cameron exhibió en la presentación, y la inclusión de un décimo osario -el supuesto de Juan el Bautista, catalogado como una «falsificación» hace años- que los cineastas aseguran que tiene 599 probabilidades sobre 600 de que allí fue enterrada la familia de José y maría, padres de Jesús.
Fuente: Agencias. Redacción: ACPress.net
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