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ORLANDO, Florida – Las iglesias cristianas del centro de Florida se han convertido en un importante centro de reunión para las familias hispanas indocumentadas que, junto con sus pastores, oran y luchan por dejar atrás el limbo en el que viven.

Esperan un milagro

«Tenemos congregaciones en donde la mayoría de los feligreses son comunidades inmigrantes indocumentadas que han levantado sus centros ellos mismos y fomentan sus reuniones con su pastor que también es otro inmigrante indocumentado», dijo el obispo ángel Marcial-Estades, supervisor de las Iglesias de Dios de la región sureste hispana de la nación.

A su juicio, la espiritualidad es el mejor aliado en los tiempos en que la incertidumbre invade a muchos de los inmigrantes.

«El sentimiento religioso es la consolación número uno que tienen los inmigrantes indocumentados. Hay momentos en que tienes que mirar al cielo, debido a las circunstancias», agregó el pastor al referirse a la falta de orientación, el engaño de supuestos abogados, la explotación laboral y las redadas.
Cunde la desesperación

«Muchos de nuestros inmigrantes indocumentados están empezando a sentir esta persecución y la escasez del diálogo y nosotros como Iglesia estamos trabajando por los indocumentados», sostuvo.

Además, resaltó que algunas de las mayores quejas que reciben en sus centros de parte de los indocumentados es el engaño que han sido objeto algunos inmigrantes por abogados sin escrúpulos.

«Muchos indocumentados invirtieron sus ahorros de varios años en abogados sin escrúpulos que se han aprovechado de nuestros hermanos inmigrantes para quitarles hasta el último centavo sabiendo desde el principio que no tenían ninguna alternativa ni solución a sus casos migratorios», afirmó.

Inseguros y vulnerables

Con la misión de ayudarlos, el obispo se ha convertido en un defensor de los inmigrantes desde hace tres años.

«En Puerto Rico no conocemos mucho de este tema, con mi trabajo en Florida y parte del sur de Georgia, he palpado la gran necesidad y el sufrimiento de los inmigrantes y de allí mi vocación por ellos», destacó.

Entre sus gestiones está la creación de un Comité de Abogados a bajo costo.

Además, explicó que su gran meta es la apertura de oficinas de orientación para los inmigrantes en las 120 iglesias que existen en Florida que provean clases de inglés, educación e inmigración.
Con este objetivo, el obispo Marcial y a otros pastores de la Florida sostuvieron recientemente una reunión de adiestramiento sobre inmigración y ciudadanía con Alfonso Aguilar, director de la Oficina de Ciudadanía del Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos (USCIS).

«Queremos capacitarnos, creemos en la diversificación de la orientación para poder llegar y ayudar más. Los pastores no conocemos a profundidad todas estas leyes, por eso entendía que hay que ir donde las personas que saben de esto para que venga ayuda especializada y capacitarnos sobre este tema que va a beneficiar mucho a nuestros hermanos inmigrantes», señaló.

Estos centros religiosos ofrecen ayuda a los inmigrantes con ropa, comida, ayuda económica y recursos disponibles en sus zonas de acuerdo a sus necesidades.

«Los pastores de la iglesia de Dios no pedimos papeles a quienes vamos a servir. Nosotros no somos empleados de Inmigración y siempre que tengamos que ayudar a alguien lo vamos a hacer», agregó.

La mayoría son mexicanos

El obispo indicó que en las comunidades de Ruskin, Dover y Arcadia, predominantemente agrícolas, hay muchos inmigrantes obreros aunque no hay un grupo que prevalezca.

«Hay muchos centroamericanos, sudamericanos y caribeños, pero sí se nota que los mexicanos van a ser una gran mayoría, tarde o temprano», precisó.

Juan Gómez, pastor de la Iglesia de Dios del sur de Hillsborough, dijo que a menudo ve el temor de las familias por las redadas, «hay muchísimo miedo a salir, hay casos dramáticos, donde dejan a hijos sin sus madres porque han sido arrestadas para deportarlas, es muy triste y nosotros los ayudamos en todo lo que podemos».

Muchos no tienen nada

Para Zunilda Williams de Hernández, pastora de la Iglesia de Dios Bethel en Arcadia, el abuso policial es la mayor preocupación en su comunidad.

«Nos llaman a veces desde las oficinas de policía y gestionamos la ayuda económica para ayudarlos. Aquí hay mucha pobreza, gente que trabaja de sol a sol para poder sobrevivir y sufren mucho solamente por no tener papeles», manifestó.

A las Iglesias de Dios en la región sureste del país, asisten unos 20 mil hispanos, de 24 países de América Latina, y 300 mil anglosajones y afroamericanos.

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