El gobierno chino ha redoblado sus esfuerzos para identificar a los cristianos del país y presentarlos como agentes que son subversivos al régimen. El motivo es la preocupación de las autoridades por el fuerte crecimiento de las iglesias cristianas “no oficiales” que se reúnen en casas de particulares.
En otro ámbito, cargos del Partido Comunista Chino están llevando a cabo una campaña pública de alarma social contra los cristianos. Un ejemplo claro y reciente es una conferencia que se hizo en una prestigiosa universidad de Pekín en el pasado mes de diciembre, enfocada en remarcar los peligros del cristianismo como religión extranjera, en comparación con otras religiones que se quisieron presentar como propias del país, y por tanto, socialmente seguras (budismo, daoismo e incluso, el islam). El cristianismo proteste y católico fueron presentados como corrientes “subversivas”, y se alertó sobre la necesidad de que se esté al tanto ante la actuación de estas confesiones.
Líderes cristianos chinos han remarcado que, ante el malestar social que lleva consigo la crisis global financiera (que ha hecho perder el empleo a una parte importante de la población), el régimen está aumentando el control social, las medidas se están volviendo “más estrictas”, y que esto puede afectar a las pequeñas comunidades cristianas que se reúnen por las casas.
En todo caso, el crecimiento del cristianismo en China, no se frena. Sólo en Beijing (Pekín), se habla de centenares de nuevos bautismos de cristianos evangélicos el año pasado.
DIáLOGO, PERO SIN DEJAR DE ENCARCELAR
En noviembre pasado, se habían iniciado conversaciones entre líderes protestantes de las casas-iglesias y las autoridades. Fue en reuniones organizadas en Pekín, Henan y Wenzhou. Entonces, se era muy optimista, e incluso, un pastor representante de los evangélicos comentó que “el gobierno ha entendido que los protestantes no son una oposición sino una fuerza de estabilidad y armonía”.
Pero pese a estos supuestos avances, los arrestos en comunidades no registradas oficialmente (es decir, independientes del régimen, como son todas las casas-iglesias) han seguido. Sólo las iglesias oficiales (protestante y católica), controladas por el régimen chino, pueden actuar sin problemas legales o de persecución.
Los hechos se suceden. En enero de este año, agentes del estado han deportado a un pastor protestante de Pekín a la región de Henan, ha explicado China Aid Association. También en enero, la policía irrumpió en una reunión cristiana en una casa en Xinjiang, y arrestó a 50 personas, de las cuales una tuvo que pagar una multa importante, y otra –unos de los líderes- estuvo detenido durante 10 días sin causa alguna salvo su fe.
Anteriormente, en diciembre, otras 50 personas fueron detenidas por la misma razón en Henan. De éstas, 20 fueron sentenciadas a 15 días de detención, mientras que el pastor de la comunidad ha sido condenado a 1 año de trabajo forzado y “reeducación”.
Pese a toda la represión, la realidad muestra cómo los cristianos chinos no sólo crecen en número, sino que levantan cada vez más la voz en contra de la opresión, exigiendo uno de los derechos humanos más importantes y “sagrados”: la libertad de conciencia.
Fuente: Compass Direct News. Redacción: J. Forster, ACPress.net.
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