El pasado domingo, durante la investidura de Goodluck Jonathan como presidente de Nigeria, tres artefactos explosivos artesanales provocaron diez muertos y veinte heridos cerca de la base militar de Bauchi. Los fallecidos eran todos civiles.
El lunes, 24 horas después, una bomba hizo explosión al paso de una patrulla militar en Maiduguri, al noroeste del país. En este caso no hubo que lamentar heridos. En ambos casos, según fuentes militares nigerianas, se puede ver la sombra de Boko Haram, una secta islamista radical con la que el Gobierno nigeriano mantiene una larga lucha desde hace años y que es muy activa en el noroeste del país, sobre todo en los estados de Borno, Yobe y Bauchi.
Estas regiones son un polvorín en los últimos meses. Los cristianos de la zona han sufrido diversos ataques de facciones radicales islamistas. La violencia se ha recrudecido por la reelección del presidente cristiano Goodluck Jonathan, en unas elecciones que los organismos internacionales han estimado como las más limpias y democráticas que se han realizado en el país. Pero los musulmanes afirman que un presidente musulmán tiene que ser elegido por respeto al acuerdo tácito de que los presidentes rotarán entre el sur cristiano del país y el norte musulmán.
DOS MESES DE CONFLICTO
Los incidentes, de carácter político pero también religioso , han costado la vida a unos 800 nigerianos . La mayoría de los ataque se produjeron en la zona norte del país, de mayoría musulmana. Iglesias, casas y posesiones de cristianos fueron quemadas en jornadas de violencia que las autoridades no supieron contener.
Durante su discurso de investidura, Jonathan hizo un llamamiento a la unidad de un país que, pese a su enorme riqueza, vive momentos difíciles. “Todos juntos vamos a unificar nuestra nación”, dijo, “y mejorar el nivel de vida de toda nuestra población, del norte al sur, del este al oeste. No dejaremos que nadie explote las diferencias religiosas o lingüísticas para enfrentarnos a unos contra otros”.
Más de 20 jefes de Estado, sobre todo africanos, acudieron a Abuja para la investidura. Entre ellos se encontraba el nuevo presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara (quien recibió gran apoyo por parte de Jonathan en su toma del poder en Abidjan), el sudafricano Jacob Zuma o el dictador zimbabuense Robert Mugabe.
Fuentes: Christian Post, Asociated Press
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